Héctor Morán Olmedo
Educación y Literatura

Metodología intervención

Definiciones Básicas para una Metodología de la Intervención Educativa
Objetivo
El objetivo de este documento es presentar un conjunto de reflexiones metodológicas que abonen a la construcción de una propuesta de protocolo de intervención que sirva como guía para el trabajo académico de los alumnos de la Licenciatura en Intervención Educativa (LIE).
Para lograr este objetivo habré de recuperar algunos de los desarrollos metodológicos que han tratado de explicar y proponer métodos utilizados y utilizables para realizar intervenciones en el ámbito educativo. Además, recurriré a mis experiencias formativas y profesionales, para rescatar aquellos elementos que me han hecho posible intervenir para resolver algunas necesidades educativas.
1.    Definiciones básicas
            Pienso a la metodología de la intervención educativa como un asunto que siempre estará por resolverse. En tanto disciplina que se construye a sí misma y como actividad que se nutre de múltiples aplicaciones y vivencias, continuamente requerirá de adecuaciones y adaptaciones que la aproximen a los diversos ámbitos y sujetos de intervención.
1.1 Definición de protocolo
El protocolo sería un plan escrito y detallado, que satisfaga los requerimientos formales de la investigación científica y considere al sujeto de intervención como generador de las transformaciones que le lleven a modificar su realidad educativa (RAE, 2001; Giroux y Tremblay, 2002; Sampieri, Fernández, y Baptista, 2010; Buendía, Colás y Hernández, 1998;Montero, 2007; Morán, 2010).
1.2 Definición de intervención
“Intervenir es entrar en un sistema de individuos en progreso y participar de forma cooperativa para ayudarles a planificar, conseguir y/o cambiar sus objetivos” (Hernández, 2007, p. 384). 
1.3 Definición de método y metodología
Entiendo el método como “un proceder estructurado para lograr conocimiento o un fin” (Hernández, 1998, p. 6).
La metodología en el contexto de la investigación educativa haría referencia a la descripción, explicación y justificación de los métodos utilizados (Hernández, 1998). 
1.4 La intervención como investigación aplicada
Algunas reflexiones metodológicas incluyen a la Investigación-Acción y a la Investigación-Acción Participante como parte de la investigación aplicada, desde ésta perspectiva se consideraría al proyecto de intervención como un proyecto de investigación para el cambio y la mejora (Giroux y Tremblay, 2002; Sampieri, Fernández, y Baptista, 2010; Buendía, Colás y Hernández, 1998).
1.5 La intervención educativa como acción transformadora que implica una negociación de sentidos y un trabajo intersubjetivo
            Maritza Montero (2007) piensa la Investigación-Acción Participativa como una metodología para el trabajo comunitario. Desde esta perspectiva, un protocolo pensado para la intervención educativa, que reconozca esta perspectiva metodológica, supondría la necesidad de incluir elementos que lleven al interventor a pensar y actuar con el sujeto de intervención.
2. Etapas metodológicas a incluir en el protocolo
2.1 Diagnóstico
En circunstancias tanto académicas como de ejercicio profesional, he observado la conveniencia de realizar un diagnóstico que me permita conocer el estado de la situación que prevalece antes de iniciar una intervención. Incluso en aquellos casos en los que ya existe un diagnóstico previo o una necesidad sentida y manifiesta por los sujetos de intervención.
            La realización de un diagnóstico proporciona la oportunidad de conocer al sujeto de intervención y el contexto que le rodea. Cuando se presenta un diagnóstico preexistente, sería recomendable conocerlo porque nos indicaría los supuestos teóricos, metodológicos y contextuales desde los cuales el sujeto observa su realidad. Y esta aproximación del interventor a los supuestos del sujeto entraña ya el ejercicio de un diagnóstico (metadiagnóstico podría llamarlo) propio de la intervención educativa.
            En las situaciones donde el sujeto de intervención requiere de la acción de un interventor a partir de una necesidad sentida, el diagnóstico permitiría, de acuerdo con Maritza Montero (2007), identificar las capacidades y recursos que posee el sujeto, individual y colectivamente, así como aquellos recursos de los cuales carece, pero que debe adquirir a partir de los que tiene.
2.1.1     Familiarización
Entiendo la familiarización como un proceso que ocurre simultáneamente tanto para el interventor como para el sujeto de intervención. Se trata del momento en el que el investigador – interventor inicia su conocimiento del sujeto y la circunstancias que vive, reconociendo también, la necesidad que tiene el sujeto de intervención de conocer al interventor educativo (Montero, 2007).
2.1.2     Identificación de necesidades
Considero pertinente apuntar la conveniencia de distinguir los conceptos de necesidad y problema. Para Kaufman (2004), una necesidad sería la discrepancia entre una situación actual y una situación deseada, mientras que la idea de problema, entrañaría la acción de problematizar, es decir, sensibilizar, desnaturalizar la necesidad (que el sujeto de intervención no vea su condición como natural o perteneciente a un orden superior irreversible), estableciendo bases afectivas y cognitivas que motiven
el cambio. La problematización se traduce en acciones concretas de transformación (Montero, 2007).
2.1.3     Otras etapas
Aunque reconozco el valor que las etapas correspondientes a la Sensibilización hacia las necesidades y Problematización han tenido en mis ejercicios de intervención, también me resulta indispensable admitir que, desde otros paradigmas metodológicos, el problema de investigación sería el detonante de todo el proceso de intervención, por lo que la definición de este problema podría incluirse en el proceso de familiarización. Mientras que la Sensibilización hacia las necesidades no siempre se reconoce como parte del diagnóstico (Sampieri, Fernández, y Baptista, 2010).
            En resumen, el Diagnóstico tendría como etapas mínimas la Familiarización y la Identificación de necesidades, entendiendo que no necesariamente la segunda debe darse al finalizar la primera, por el contrario, ambas pueden presentarse simultáneamente, y frecuentemente así ocurre.
2.2 Diseño de intervención
Para el diseño del proyecto de intervención he recuperado el esquema propuesto por Ezequiel Ander-Egg y María José Aguilar (2005), realizando las adecuaciones que se consideren pertinentes, de acuerdo al entorno específico del espacio de intervención, así como a las consideraciones institucionales y comunitarias expresadas en el diagnóstico.
2.2.1  Justificación
2.2.2     Objetivos y metas de la intervención
2.2.3     Beneficiarios
2.2.4     Productos
2.2.5     Tareas a realizar y técnicas a utilizar
2.2.6     Determinación de los recursos necesarios
2.2.7     Indicadores de evaluación del proyecto
2.2.8     Factores externos condicionantes 
2.3 Implementación y evaluación
La evaluación “se podría definir como una obtención de información rigurosa y sistemática para contar con datos válidos y fiables acerca de una situación con objeto de formar y emitir un juicio de valor con respecto a ella. Estas valoraciones permitirán tomar las decisiones consecuentes en orden a corregir o mejorar la situación evaluada” (Casanova, 2002, p. 71).  
Desde esta perspectiva, los indicadores que aquí propongamos deberán ayudarnos a:
a)    La obtención sistemática de información
b)    Disponer de información continua y significativa
c)    Conocer la situación
d)    Formar juicios de valor
e)    Tomar decisiones adecuadas
f)     Mejorar progresivamente la actividad educativa 
  
Bibliografía
Ander-Egg, E. y Aguilar, M. J. (2005). Como elaborar un proyecto, guía para diseñar proyectos sociales y culturales. Buenos Aires: Lumen.
Buendía, L. Colás, P. y Hernández, F. (1998). Métodos de Investigación en Psicopedagogía. Madrid: McGraw-Hill.
Casanova, M. A. (2002). Evaluación: concepto, tipología y objetivos en Antología de Evaluación Educativa. México: UPN.  
Giroux, S. y Tremblay, G. (2002). Metodología de las Ciencias Humanas. La investigación en acción. México: FCE.
Hernández, F. (1998). Conceptualización del proceso de la investigación educativa En Métodos de Investigación en Psicopedagogía. Madrid: McGraw-Hill.
Hernández, P. (2007). Psicología de la educación: corrientes actuales y teorías aplicadas. México: Trillas.
Kaufman, R. (2004). La educación como un proceso administrativo. Introducción a un enfoque sistemático de la educación En Antología de Planeación y Evaluación Institucional. Pachuca: UPN.
Montero, M. (2007). Hacer para transformar, el método en la psicología comunitaria. Buenos Aires: Paidós.
Morán, H. (2010). Elaboración de un manual ilustrado de las maniobras del método Katona para la UND del INB de la UNAM. Proyecto de desarrollo educativo presentado para obtener el título de Licenciado en Intervención Educativa. Querétaro: UPN.  
Sampieri, R., Fernández, C. y Baptista. M. (2010). Metodología de la investigación. México: McGraw-Hill.
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Reflexiones acerca del I Congreso
Internacional de Intervención Educativa en el marco de la construcción de un
Protocolo para la Intervención
1) Convendría que la metodología que propongamos a las alumnas propicie el diálogo con otras disciplinas. 
El proceso metodológico, entendido como el camino que se sigue para alcanzar un fin, así como las herramientas metodológicas que las estudiantes utilicen, deben ser flexibles e incluyentes, sin que esto obste para la solidez y rigor sistemático y científico de los resultados intermedios y finales que se
obtengan con la intervención.     
 2) La metodología debería posibilitar el acceso a los múltiples escenarios de prácticas en los que puede desenvolverse una LIE.

Las reflexiones institucionales y la práctica de nuestras alumnas nos han demostrado que existe una gran variedad en los espacios de intervención. En la medida de lo posible, la propuesta metodológica que acerquemos a las estudiantes, no habría de representar un límite para el acceso a los diversos
espacios de intervención.


3) Sería necesario que la metodología haga énfasis en la importancia del discurso como constructor de realidades.
 
El uso deficiente del lenguaje no es un asunto anecdótico, por el contrario, la posibilidad de estructurar un discurso implica la capacidad de transformar la realidad, en esa medida, debemos promover que el uso de las herramientas metodológicas vaya acompañado del uso adecuado de la expresión oral y escrita que permita a las estudiantes explicar y dar cuenta de la realidad que transforma la intervención educativa.

4) 
La metodología articularía la investigación y la intervención.

Es recomendable admitir que la investigación es parte de la intervención educativa. Sin el conocimiento que se construye a partir de la investigación, entendida como un diálogo entre la teoría y la práctica, resulta imposible contar con elementos científicos que permitan estructurar una intervención educativa.   

5)    Diferentes posturas metodológicas coinciden cuando pensamos en el objetivo de la intervención educativa.

Considero conveniente recuperar a dos autores que abrevan de posiciones distintas, aunque no contrarias:

“El objetivo último de la intervención educativa se dirige a proporcionarle al sujeto un incremento de poder sobre su propia vida al aumentar y mejorar sus conceptos, instrumentos y mecanismos de lectura e interpretación de la realidad en la que está inmerso, de su propia condición de sujeto, de su propia reflexión sobre ambas y sus relaciones con otros sujetos, y consecuentemente, el incremento de su capacidad de intervención, modificación y control de dicha realidad.” (Negrete, T., (2013), Principios metodológicos para la investigación e intervención educativa comparada. México, España y Argentina. I Congreso Internacional de Intervención Educativa, Guadalajara, México) 

“Problematizar es generar situaciones en las cuales las personas se ven forzadas a revisar sus acciones u opiniones acerca de los hechos de su vida diaria vistos como normales, convertidos por tal razón en habituales, o percibidos como inevitables al considerarlos naturales… La problematización sensibiliza, desnaturaliza, establece las bases cognitivas y afectivas para producir una motivación de cambio que se traduce en acciones concretas de transformación.” (Montero, M., (2006), Hacer para transformar, Buenos Aires: Paidós).  

 


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